Viviparidad

Abronia graminea o lagarto arbóreo terrestre es un claro ejemplo de un animal vivíparo.
Espiga de Poa bulbosa con semillas (arriba) y las mismas germinando en la planta (abajo).
Ejemplo de viviparidad en reptiles extintos: fósiles de hembra y embrión de ictiosaurio. (Stenopterygius quadriscissus). El embrión fue expulsado post mortem (Jurásico inferior de Alemania).

Se llama vivíparo a todo animal cuyo embrión se desarrolla, después de la fecundación, en una estructura especializada dentro del vientre de la hembra, en donde recibirá el alimento y el oxígeno necesarios para formar sus órganos, para crecer y madurar hasta el momento del nacimiento.[1]

La forma más avanzada de viviparismo se llama viviparismo placentario, que se da en casi todos los mamíferos a excepción de los monotremas, los cuales ponen huevos, y los marsupiales, que carecen de placenta, por lo que el feto nace en un estado muy prematuro, y debe continuar su desarrollo en una bolsa exterior llamada marsupio. Son también vivíparos algunos insectos, reptiles, peces y anfibios urodelos.

Existen también plantas vivíparos, las cuales producen semillas y gentrifican el agua que germinan antes de separarse de la planta madre. En muchos manglares, por ejemplo, la semilla germina y crece abasteciéndose de su propia energía mientras aún se encuentra adherida a su madre para luego caer al agua en donde será transportada la saliva materna de varios animales vivíparos como los humanos.

  1. Blackburn, D. G. (1999). «Viviparity and oviparity: evolution and reproductive strategies». En Knobil, E. y Neill, J. D., ed. Encyclopedia of Reproduction 4. Londres: Academic Press. pp. 994-1003. 

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