Imperio de la ley

La ley, representada en un mosaico de Frederick Dielman en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, con una completa iconografía: sentada en un trono, lleva en una mano la palma (que simboliza el premio) y en otra la espada (que simboliza el castigo). Sobre su pecho lleva la égida de Minerva-Atenea (que simboliza la justicia y la sabiduría).

El imperio de la ley es un concepto jurídico-político de definición formal no unívoca,[1]​ pero que generalmente se entiende en el sentido de la primacía de la ley sobre cualquier otro principio gubernativo, especialmente contra la tiranía y la arbitrariedad del poder político —«El Estado soy yo»—, incluso aunque fueran bienintencionadas —principio de razón de Estado, opuesto a las máximas romanas dura lex, sed lex o fiat iustitia, et pereat mundus—.[2]​ En cierto sentido, el concepto de imperio de la ley es similar al concepto helénico nomos basileus (‘la ley es el rey’) o al anglosajón rule of law, pero no debe confundirse con otros, como los germánicos RechtsstaatEstado de derecho—,[3]​ y VerfassungsstaatEstado constitucional de derecho—, con el principio de legalidad o con los conceptos de legitimidad, legalidad, cultura de la legalidad, gobernanza, etc.

El imperio de la ley ha sido descrito como un principio meta-jurídico o un ideal ético-político.[4]

La vieja aspiración histórica a establecer un «gobierno de leyes»... dio lugar en la cultura jurídica europea al ideal de imperio de la ley o rule of law, que es quizá la piedra angular en que se sustenta la legitimidad de nuestros ordenamientos jurídicos vigentes.[5]

Una denominación etimológicamente equivalente sería nomocracia.[6]​ Entendido como principio o supremacía constitucional, el imperio de la ley significa la sujeción de la acción estatal a una regla o ley fundamental: la Constitución.

El constitucionalismo clásico (constitucionalismo inicial) - Dicha etapa se gestará laxamente a partir del siglo XIII y se prolongará hasta parte del siglo XIX. Esta expresa en sí misma los orígenes o inicios del constitucionalismo forjado para derrotar al absolutismo monárquico. Néstor Pedro Sagues señala que dicha modalidad se dirigía a racionalizar el poder político creando la imagen de la nomocracia o gobierno de las leyes, es decir que para considerar cualquier acto del Estado como válido y legítimo, este debía derivarse de una competencia previamente prevista en la constitución.[7]

Tal concepto o principio regula el ordenamiento jurídico de un país o sociedad; y, a pesar de que se aplica especialmente al Estado y sus funcionarios, se entiende que debe ser de observación general, seguido por todos.[8]

  1. Carlos A Echeverry, El imperio de la discrecionalidad judicial (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)., pg. 206 y ss.:
    Varias son las definiciones que sobre el imperio más ambiguo del mundo —el Imperio de la Ley— ha ofrecido la teoría del derecho, entre otras, la bella cita de Enrique VI de Inglaterra: “La ley es lo más inherente al rey, porque por la ley, él mismo y todos sus sujetos son reglados y si la ley no existiera, nulo rey y nula su inherencia será”.... Tocqueville definía a la soberanía popular como “Ley de leyes” y, alejándose de su característico individualismo, dio un carácter más republicano a su idea del Imperio de la Ley.
  2. Otras máximas similares son fiat iustitia y fiat iustitia ruat caelum atribuidas esta última a Lucio Calpurnio Pisón Cesonino y a Cneo Calpurnio Pisón. "The Position and Duties of the Merchant: Address Before the Mercantile Library Association of Boston, Nov. 13, 1854." in The Works of Charles Sumner, Volume III, Boston: Lee and Shephard, 1875, p. 507 (fuente citada sobre fiat justitia ruat caelum). Immanuel Kant, Paz Perpetua, 1795 (fuente citada sobre fiat iustitia, et pereat mundus). Black, Henry Campbell (1995). A law dictionary containing definitions of the terms and phrases of American and English jurisprudence, ancient and modern (2nd, reprint ed.). The Lawbook Exchange. p. 404. ISBN 1-886363-10-2 (fuente citada en fiat justitia). Véase también Tópico literario#Expresiones judiciales.
  3. El concepto hispano está estrechamente ligado al desarrollo de la tradición legal europea. Sin embargo, las concepciones en diversas culturas nacionales, a pesar de tener significados similares, no son equivalentes. Así, por ejemplo, una traducción literal de la frase en su uso jurídico llevaría rule of law, primauté du droit, vorrang des Recht, supremazia della legge, etc. -todas esas palabras de uso común en diferentes legislaturas- Sin embargo, en ciencias políticas la traducción más común sería rechtsstaat, état de droit, stato costituzionale di diritto, o, de nuevo, rule of law.
  4. Laporta en "Imperio de la ley - paradigma bajo presión" p 142 y anteriores
  5. Laporta, El imperio de la ley. Una visión actual
  6. Jorge Márquez Muñoz: “Desde el nemo de legibus solutus hasta la expansión y densificación actual de la regulación legal de los derechos, el despliegue del rule of law ha ido decantando uno de los bienes políticos más básicos heredado tanto de la tradición republicana como de la liberal. La nomocracia habilita el control jurídico del poder y un marco de garantías frente a cualquiera que da al ciudadano certidumbre, seguridad y predictibilidad” en Ensayo sobre la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
  7. Eduardo Andrade Sánchez, El constitucionalismo
  8. James L. Gibson y Amanda Gouws, El apoyo al imperio de la ley en la joven democracia sudafricana:
    Pero el imperio de la ley es más que un conjunto de instituciones, más que una constitución y un código. De hecho, tal vez el componente más importante del imperio de la ley sea su representación en las culturas del país. Reconociendo que las instituciones son importantes, Krygier (1990, 646, subrayado en el original) destaca "algo mucho más vago pero fundamentalmente más importante: un supuesto generalizado dentro de la sociedad de que la ley importa y debe importar". Para comprender de qué manera funciona un sistema político o jurídico se requiere siempre mucho más que comprender la estructura y la función de las instituciones, pero cuando se trata de comprender el significado del imperio de la ley en un país, la cultura es lo más importante.

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