La cisnormatividad o presunción de cisexualidad es la suposición de que todo el mundo es, o debería ser, cisgénero. El término también puede referirse a una gama más amplia de suposiciones acerca de la asignación de género, tales como la presunción de un binarismo de género o las expectativas de conformidad con los roles de género, aun cuando las identidades trans se reconozcan en otras circunstancias. La cisnormatividad es una forma de cisexismo, una ideología que promueve diversas ideas normativas acerca del género hasta llegar a invalidar las propias identidades de las personas, de forma análoga al heterosexismo o al capacitismo.
En el discurso, la cisnormatividad se manifiesta como una separación entre personas cisgénero y transgénero, en la que las primeras se consideran «normales» y las segundas, una excepción. Es posible que la legislación cisnormativa exija diagnósticos de salud mental o requiera la esterilización como una condición previa para el reconocimiento legal de la identidad de género de una persona trans. Además, la cisnormatividad en la atención sanitaria causa que las personas trans tengan dificultades para encontrar profesionales médicos especializados en servicios de salud orientados a ellas o que se vean obligadas a acudir a espacios segregados por sexo biológico en los que se sientan incómodas. Lo que es más, esto causa que algunas personas trans eviten solicitar atención médica o que no les revelen su condición de transgénero a profesionales de la medicina.
Por otra parte, la cisnormatividad está estrechamente ligada a la heteronormatividad. La combinación de ambas, denominada «heterocisnormatividad» o «cisheteronormatividad»,[a][b] representa la visión dominante en la sociedad de que el sexo, el género y la orientación sexual son congruentes.
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